Pedro Alejandro Mendoza Moreno recibe el premio que le acredita como ganador del IV Concurso de microrrelatos sobre Prevención de Riesgos Laborales (PRL) organizado por MAC y TITSA 

Santa Cruz de Tenerife (08 de junio de 2022).- Pedro Alejandro Mendoza Moreno, estudiante de 4º curso del Grado de Sociología de la Universidad de La Laguna, recibió hoy de manos del director-gerente de la Mutua de Accidentes de Canarias, Javier González Ortiz, de la gerente de TITSA, Raquel Martínez, y del vicepresidente 1º del Cabildo de Tenerife, Enrique Arriaga,  el premio que le acredita como ganador del IV Concurso de microrrelatos sobre Prevención de Riesgos Laborales (PRL) organizado por MAC en colaboración con la empresa pública de transportes TITSA.   “La voz de la experiencia” es el título del trabajo ganador, que fue elegido por un jurado compuesto por los miembros del departamento de Comunicación y RSC de MAC.

La Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), a través de su comisión de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), convocó el 15 de febrero este concurso. El objetivo de esta iniciativa era fomentar entre la ciudadanía la importancia de la prevención en el ámbito laboral. La convocatoria estaba abierta al conjunto de la población canaria. El jurado valoró la adecuada interpretación de los requerimientos expresados en la convocatoria, el “factor sorpresa” y la creatividad. Los relatos debían tener una extensión de entre 50 y 150 palabras. El premio consiste en una tablet de última generación, gentileza de TITSA, y un diploma acreditativo.

Microrrelato ganador: La voz de la experiencia

Susurros lúcidos de una experiencia que, habiendo sido útil, lo será para generaciones venideras dispuestas a escuchar.

Sin saberlo, cada uno de aquellos eclipses craneales que yo observaba en medio del zaguán, a plena luz del mediodía, eran acopio de sabiduría en mitad de la penumbra. La exposición tan dañina a un sol que hoy sirve de reclamo turístico, ayer hizo mella en la piel de un trabajador de la tierra.

Debajo de un cachorro canario que cubre sus canas, sigue sin saber muy bien en qué momento apareció la enfermedad que hoy reviste sus propios cueros. Aunque para ser justos, en abandonados cultivos que saciaron el hambre de antepasados, ahora carcomidos por cañas y rabogato, aún retumban voces conscientes con capacidad para hablar de autocuidados y cuidados mutuos:

“¡No sean bobos, pónganse al soco! ¡Beban agüita y escóndanse un rato de este sol malo, más vale prevenir que curar!”

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